Primera entrada del blog

La identidad de Pozuelo: ¿sólo un pueblo de ricos?

16/04/2018

La identidad de una ciudad es un tema de debate apasionante y necesario, pues la identidad se puede construir pero, fundamentalmente, las ciudades deben construirse desde su identidad, desde sus rasgos tangibles e intangibles.

Es habitual observar como ciudades con un rico patrimonio de tradiciones y rasgos históricos, los ven desaparecer por el afán devorador de lo nuevo y, viceversa, ciudades que reivindican sus señas de identidad y, sobre ellas, se edifica la ciudad a lo largo del tiempo.

Sin duda habrá quien opine que la primera de las opciones es óptima ya que abre espacios a la modernidad sin límites, sin la necesidad de tener en cuenta el pasado, la tradición o la opinión de sus habitantes, todo ello primando lo nuevo aportándole valor únicamente por ser nuevo y por tanto dejando morir, en un segundo plano, aquello que identifica la ciudad, al final una corriente que despersonaliza los espacios, convirtiéndolos en “ciudades gasolinera” por ser unas exactamente iguales a otras independientemente de la latitud donde se erigen. En el segundo caso, hablamos de una labor más compleja, pero más gratificante y sin duda más sostenible en el tiempo, construir sobre las señas de identidad supone un esfuerzo de imaginación, participación y trabajo que reporta una integración entre la ciudad y sus habitantes, que hace a la ciudad más atractiva por diferente, más integrada por reconocible, más dinámica por primar elementos tangibles e intangibles respecto a los cuales sus gentes se sienten conocedores y cercanos.

Y una tercera visión que al fin y a la postre está en el origen de este artículo, las ciudades que teniendo elementos históricos, culturales, naturales o arquitectónicos entre otros, son arrollados y sustituidos por una nueva identidad. Esta es una estrategia que en la mayoría de los casos fracasa porque las ciudades son continente y contenido y, querer dotar al continente de una identidad ignorando el contenido es un error de base que acaba configurando ciudades informes, indefinidas, que podrán ser exitosas como lugares para dormir, pero no como lugares para vivir, dos términos que con mucha frecuencia se confunden.

Estas visiones y otras posibles se acaban plasmando en la realidad a través de la acción de los gobiernos, son estos los que desde la gestión acaban optando por los caminos a seguir y administran las decisiones en función de la idea de ciudad que quieren plasmar a futuro. Sin duda hay un trasfondo ideológico en la visión de la ciudad pero también debe haber cariño, aprecio y pertenencia y con seguridad estos últimos elementos son los que tienen mayor importancia.

Esta reflexión previa, como es lógico, pretende encuadrar a Pozuelo en alguna de las categorías mencionadas pero sobre todo contribuir a analizar el proyecto actual de ciudad, si es que existe, y que futuro nos depara y por supuesto aportar elementos de debate que contribuyan a repensar la ciudad.

¿Dónde encuadramos a Pozuelo? La cercanía a Madrid es un elemento que no contribuye a reforzar los referentes identitarios, Madrid es una urbe que absorbe a su entorno, su propia personalidad desvirtúa los deseos de identidad de aquellas ciudades que la rodean y las acaba poniendo al servicio de su propia actividad económica, cultural o social como ciudades dormitorio o como ciudades de servicios.

Pero Pozuelo tiene algunas ventajas que sobresalen y pueden contribuir a generar una personalidad propia que sirva de referencia para diferenciarse.   En primer lugar, el hecho de poder ser ciudad universitaria. Disponemos de tres campus universitarios, dos públicos y uno privado y una Escuela Superior de Negocios, que mueven alrededor de 20.000 estudiantes todos los días en nuestro municipio, ¿algún paseante puede creer que 20.000 chicos y chicas vienen diariamente a Pozuelo? Parece mentira porque no se ve a ninguno por las calles disfrutando, comprando, viviendo, estudiando o simplemente charlando. Somos una ciudad que vivimos de espaldas a la universidad y, a todo lo que ella representa en términos culturales, sociales, económicos y esto nos resta un elemento identitario de enorme potencia.

Pozuelo es una ciudad de agua, las crónicas más antiguas identifican a Pozuelo con el agua, son diversos los cursos de agua que cruzan el municipio, incluso tenemos referencias arquitectónicas de lo que se vino en llamar “los viajes del agua”, en concreto en la zona de La Poza, galerías subterráneas que captaban agua de acuíferos desarrolladas en la edad media de la mano de los musulmanes. El agua ha sido identidad en Pozuelo porque ha sido un elemento básico para la actividad de las lavanderas, las curtiembres o la horticultura, tres oficios que han sido alimento económico del municipio a lo largo de la historia hasta épocas relativamente recientes. Pero Pozuelo vive de espaldas a sus cursos de agua, la mayor parte esta entubado y otra gran parte está abandonado, acumulando basura, ratas y convirtiéndose en un problema en vez de en una seña de identidad de Pozuelo.

Y junto a los cursos de agua el entorno medioambiental, una ventaja definitiva respecto a otras ciudades, el Monte de Pozuelo, la Casa de Campo, el Monte de Boadilla tres espacios naturales de gran valor que rodean Pozuelo. Este debiera ser un claro elemento identitario, ser verde a 10 kilómetros de Madrid merece la pena ser aprovechado y sin embargo, como en el caso del agua, vivimos de espaldas a estos entornos forestales. En nuestro municipio, se practica la política medioambiental de parques y jardines, muy propia para la foto pero alejada de un auténtico disfrute de nuestros espacios naturales que además, de forma permanente, corren el riesgo de caer bajo el efecto de las excavadoras, si no conseguimos que se declare un alto grado de protección, especialmente, para el Monte de Pozuelo.

Otro elemento característico de Pozuelo es su cultura y, en concreto, la música, Pozuelo dispone de un capital enorme de bandas y afición por la música, aunque destaca especialmente La Lira que lleva el nombre de Pozuelo por toda España, hay otras como la Unión Musical que también ha logrado éxitos destacados, la Inseparable, o corales como la Kantorei, Tintinabulum y otras. En este ámbito es cierto que desde la gestión municipal se ha prestado mayor atención, pero aun así, a años luz de lo que debería ser convertir la música en una seña de identidad inconfundible de Pozuelo.

¿Y mientras tanto que hacen y que han hecho los sucesivos gobiernos del  Partido Popular que han gobernado Pozuelo? Construir una nueva identidad. Han procurado hacer caer en el olvido o borrar directamente esos elementos que identificaban a Pozuelo con sus gentes. Teniendo al tiempo como aliado incombustible, han ido marginando las señas de identidad de Pozuelo y han ido construyendo una nueva identidad, vana, endeble, sin valores, marginadora. La nueva identidad en la que los sucesivos gobiernos del PP han centrado sus esfuerzos es la del dinero, la de ser la ciudad con la renta per cápita más alta de España, para ello deshacen la ciudad, crean reductos de riqueza aislados del resto, olvidan los espacios y a las personas más necesitadas que parecen no tener lugar en una isla de riqueza, potencian una sociedad soberbia y engreída que marca distancias insolidarias con la realidad de un mundo cercano y lejano.

Esta identidad potencia unos valores que se alejan de la colaboración, de la sostenibilidad, de la solidaridad, de la integración y provoca, como es nuestro caso, que al lado de esa renta media tan cacareada conviva un índice de desigualdad como el de Honduras.

En Pozuelo, a muchos se les llena la boca diciendo que viven en la ciudad con la renta per cápita más alta de España. Otros pensamos que construir identidad sobre el dinero, es construir desigualdad y sociedades sin valores.